11.7.06

Los infividuos


1. A través del monóculo del Dr. Soprano Winner
Los infividuos tiran de la carreta por la bicisenda.
Imagina que les prohíban la entrada a la ciudad capital,
O que por el puerto, detrás del puerto,
En una senda imaginaria sobre el río ese,
De la Plata, de la carne Hylton, de las semillas,
La cartosenda se estira hasta los lugares sures de donde nacen.
De cartonecci se fabricia la poblada de Quilmes.

Los infividuos, si los pisás, con tu tutú,
Se mueren pero sin balizas y la cana ni se fija.
Los infividuos comen con tetra-pack vacíos de leches esterilizadas,
tetras de vinillos comprarán, sin tetra-pack, que protege lo bueno.

Los infividuos no existen.

Canta la canción del Dr. que:

Ayer pasaba un tractor por Retiro,
como yendo a Mar del Plata por segunda,
cuando una bola de grillos amarillos
se cargó con el farol y la parrilla.

Ayer pasé mi tractor por Retiro
Y de repente se trabó.
Que cosa más molesta,
Un infividuo bajo el motor.

Y ahí nomás me acordé
De la limpieza en Mar del Plata
Las playas de los infividuos
Colmadas hasta las brazas.

Repite el estribillo

Se silva la letra y el estribillo

Fin de la canción

2. Por el Telescopio del Sr. Blum,
además de las vergas que espía boquiabierto
se cuela a veces una mujer de la calle,
muy pero muy callejera que cobra.
Al Sr. Blum Verga le gusta
Pero como ella se alquila por guita
Él no dice nada.

El Sr. Blum verga se manipula,
Su ojo dentro del circulo del telescopio,
mira boquiabierto a todos los que pasan
por la cama de Clara (sí, Clara de Noche).
¡Infividuos!, espeta, ¡Infividuos!
Y sigue dándole a la manipulación,
Negros almas negras, negros almas negras,
No la toquen, no le paguen, negros de mierda.

Un infividuo le pega a Clara y la película espanta,
Y el ritmo en la apoteosis...

Acaba acabando.

Después de lavarse las manos y pasar un carilina por el piso
El Sr. Blum observa de reojo la boleta del telescopio
Y se ríe
Manipular así es como estar en la aventura
Y no se ríe más. Es un infividuo.

3. Bajas de infividuos.

En India matan más de cien infividuos,
En Irak infividuos A1 se matan con infividuos A2,
Mientras los arbitran los infividuets con sus M16.
Viene una ola y se lleva puestos a miles de infividuos de oriente
Y, ¡Oh, desgracia divina!, a miles de turistas europeos.

Varios infividuos chiquititos, chiquititos,
(aunque decirlo resulte redundante)
Pagan las expensas, pagan el agua y cierran con llave.

Varios infividuos morochitos, infi-negri-viduos,
Soplan aliento a pegamento... o no (pero segurísimo que sí),
Y se amontonan, pariendo y pariendo y pariendo.

Un Sr. Ecológico tiene sus habitaciones rodeadas de infividuos
Y no puede ver el amanecer.
¡Como se puede vivir así, tan rodeado!

El Sr. Ecológico, al que no se le mueve un pelo mientras parlotea,
Dice que la filosofía indica que se debe imitar en todo a Flora.
El Sr. dice de si que es una rosa (en el espejo canta con gestos de Sandro)
Y anima a su invitado a pensar que los infividuos son como maleza
Que amenazan el espacio vital de la rosa.
¿verdad que viéndolo así, rociarles napalm no es para tanto?

Dicen las cifras que por cada Sr. que necesita su espacio vital asegurado
Ciento tres infividuos pretenden usurparlo, consumiendo su aire, su comida, su agua.

Por razones humanitarias el Sr. Ecológico acepta alimentar hasta seis (6) infividuos, a saber:
Chofer
Mucamas (2)
Cocinero
Mayordomo
Jardinero.

(Algunos Srs. Ecológicos pueden requerir un (1) infividuo juvenil y servil para cumplir tareas efébicas, a las que son afectos. Al cumplir dieciocho (18) años dicho individuo será crucificado en la plaza pública en honor a nuestro señor Jesucristo, a quien no pudieron abrazar con su lascivo comportamiento femenino)

28.6.06

Los niños azules (fragmento de camino de tierra)


los niños azules

I

Veo el futuro entre los niños
Que tienen los ojos azules.
Y tienen los ojos negros,
Tienen los ojos pardos,
Tienen los ojos del arco iris,
De ese color del arco iris,
De ese color del arco iris.
Pero en los ojos se ve la bruma,
Tienen los ojos azules.


II

Un niño que sueña en la luna
No le teme a las alturas
De la ternura.

Y esquiva el filo porque duele
El odio de tanto, tanto.

Y sabe el niño porque llora,
Que al fin llegará la aurora
De estos hombres.


III

El niño que juzga las leyes
Porque le han dicho que las diga,
Si de repetir se trata
que sea con ternura.

Yo he marmolado mi fuente
Y el niño me ha seguido.
Yo le he enseñado mi mano
Y el comprendió el camino.


IV

Si vez a un rey que esquiva la aurora
Y entra en la persiana de la noche,
No temas, no, ni tiembles,
Que es que ha llegado la hora.

En todo caso, no temer tanto,
Porque el ángel no llega,
Hasta que el amor se encuentre colmado.


V

Mi niño es hermoso
Porque no piensa
Como atravesar la cabeza de los hombres.

Mi niño y su furia por los villanos,
Mi niño imposible de ser un tirano.

Mi niño en su pecho que huele a rocío,
Que lleva las flores con que engalana
La cabeza de mármol sobre la almohada
Y besa los labios con mucha ternura.

VI

Esquiva los malos, esquiva la gente
Que se muestra siempre más fuertemente.

Afloja la panza, húndele un beso,
Dale un animal a su pecho siniestro.

Y si no cultiva la espada de oro,
La espiga de acero se cierne en el campo,
Y las maderías del Líbano
Sangran mientras tanto.





VII

Te vi, caminabas con tu familia,
Ignorabas el espacio de mi profundidad.
Te vi con el uniforme y tanta, tanta vida
Y ahora estás así, casi víctima del pasado.

La lógica de la estratagema y del engaño
Me tendió la mano de la luna,
Pero teñido todo de brumas
Me he quedado sin salidas.

Y victima del engaño,
Lo construido es certero.
Y es un niño más azul que el azul
Y el mundo lo ha puesto todo mal azulado.


VIII

Quiero ser ese niño que hace torres de barajas,
Quiero escribir la carta para el asesinato preciso
En el momento indicado.

No tengo miedo a la muerte,
Tengo miedo al dolor.

Tengo una polera muy Jemingüei,
Y no me asusta lo cierto,
Me asusta el sufrimiento.

Pero no temo estar solo,
Temo estar dormido.


IX

No sufras mi solecito
La vida es un cuento
De hombrecitos aburridos.

Yo te arrullo y en el nido
Haremos otra vida, haremos vida.
Dame un beso, solecito,
Que me estremezco si te sigo,
No te tengo, despacito.

Dame un beso, solecito,
Esa es la vida,
Esa es toda la verdad.


X

Si no canta más mi ave de los cielos
Dale niño, dale, dale de tu amor.
Si las luces no iluminan,
Si se cierra la barriga,
Dale niño, dale, dale de tu amor.


XI

Yo soy quien me levanto y decido
Si hoy sonreiré toda la vida
O pondré piedras sobre cascotes.
Lo que pasa es que a veces me olvido.


XII

Se llama c..., pero no lo puedo decir,
Lo llamo Gañi a esa belleza,
Como a un niño azul que se espera,
Esa belleza, como dice Fernando,
Esa única belleza que el tiempo demolerá.

***

10.5.06

Milonga para Don Franco de Parque Lezama Lima

Como va la milonga no sé. pero a mí, que soy joven y no vi, ni veré, se pone a mentar que este ritmo es el que lleva. Comienza nombrando al chaval que extiende de a poco los garfios, y comienza a manotear, baila y se va cebando y cuando se siente ya, la reina de la milonga, se pone a tono y se pone pituco y se pone a cantar estas cosas:
Hay un hombre bajo la mesa
Que silva pinturas armonizadas
Y videa un ronco temblor
De filas de hormigas apretadas.

Y este hombre sabe cantar
Las canciones empapeladas
De alto mensaje sensual
Y frivolidad exasperada.

Pone sonrisa y ya sé
Que estoy obnubilado,
No me abandones, ¿sabés?
Quiero tu cuerpo a mi lado.

Hay un hombre bajo la noche
Que de día está bajo la mesa
Y ahora solo el taco puñal
Falta en su ritual de princesa.

Yo le veo llevar
Su llanto emocionado
Cuando se dobla a besar
Las picas de los soldados.

Le conozco sensual,
Blando y armonioso.
Armaría vil jaleo
Si amara a todos los reos

Yo le veo quebrar
el pie en la rumba furiosa
Como un tanguero de antaño
¡Que se exhibe, que preciosa!

Hay un hombre que muere
Sin su nombre de hombre
Y eso lo pone bien,
Porque anida en sus cofres.

9.5.06

Fragmento de "EL SENO DE LA ARDUA CAPUCHA"

A la noche, después de la cena, se nos acercó el Muerto y nos tiró una escoba y una faca en el piso. Elijan, nos dijo. Y los monos de su rancho exhibían sus cuchillos amenazantes. Si elegís la escoba te estás tirando a menos y te van a querer tirar para puta los propios mulos, que son los más necesitados. Pero con un poco de fortaleza se los puede repeler, igual nunca se sabe, si echás para atrás, siempre vas a ir para atrás. De pura diversión ten dan por culo así sin más. Y yo puedo soportar casi todo, excepto eso. Yo agarré la faca y la fui ajustando a la forma de mi mano, en la otra mano me enredé la remera para usarla como escudo. Mientras tanto el Pata y el Rana hacían lo mismo. Como nos había enseñado, nos rodeamos cubriéndonos las espaldas. “¿Sos guerrillero?”, me decía un guaso que tiraba puntadas al aire desde lejos. Los diez pibes nos rodeaban y nos ponían a esperar, a aterrarnos esperando. El Muerto hacía esperar la orden de ataque mientras su armero le decía lo que consideraba. El armero era estratega también. “¿Sos estratega, puto, sos estratega?, vení a pelear vos”, le boqueaba el Pata y se salió del circulo de defensa para encarárselo. Venía con tanto poder que se tragó solo las facas de los otros pibes, que lo miraban aterrados mientras el caía al piso, redondo. El Rana salió a dar pelea y le incrustó la faca a uno de los aterrados y lo cortó al otro. Antes de que pudieran reaccionar, yo guerrillié con uno de los pibes mientras me tapaba de otro, que me tiraba puñaladas ciegas. El Rana me clavó su espalda en la mía y así nos quedamos. Aguantá, vos solamente aguantá, no ataqués, si podés tirá un puñal, pero aguantá.

Estuvimos guerreando un buen rato, aguantando los embates de las facas y el griterío, con los primeros cortazos y la sangre inyectada en nuestros ojos, habíamos impuesto nuestra fuerza de pelea y nadie avanzaba demasiado. Unas puntadas para quebrarnos, solamente, pero aguantábamos. Nos iban a matar si podían, y podían. Pero nosotros le achurábamos dos o tres y no podían permitírselo. Ya salía el sol mientras nosotros aguantábamos, acovachados, cuando el cambio de guardia entró, harto de no dormir e impuso silencio a pura goma. Como vio los tres fiambres, llamó al batallón y entraron a puro garrote, incautaron, calcularon, de todo hicieron y a nosotros dos nos metieron en la heladera, asilados, por no sé cuantos días.
Cuando nos volvieron a llevar al pabellón, sabíamos que iba a ser el final del cuento. No íbamos a poder pasar la noche. No teníamos ni fuerzas para defendernos, la luz nos dejó ciegos después del aislamiento y la falta de comida nos tenía casi esqueletos. Diez días, había calculado Rana, diez días que nunca empezaron y nunca terminaron. Lo mismo hubieran dado cinco u once, incluso todo un año. No pude pensar, no pude hacer más que sentir el olor a mierda y el de mis propias heridas, que estaban todas infectadas.
Nos tiraron al pabellón a la noche. Bien entrada la noche nos tiraron, no podíamos mantenernos en pie. Ajustaban un poco las cuentas y todo el penal volvía a la normalidad.
Ya se sabe, uno por uno se ajustan las cuentas. O dos por uno, para que ya no queden cuentas que ajustar.
El cuchillo del Muerto se clavó en el hombro del Rana antes de empezar a revolverse adentro. Entre los otros me agarraron y me avisaron del después te toca, traté de defenderme pero no podía ni moverme. Una ráfaga nos interrumpió el degüelle, como rayos interrumpieron y nos pusieron atrás, mientras las facas y los ojos se sacaban chispas y la batalla se agrandaba. Me desmayé, prácticamente, me dormí, después de diez días de estar sin movimiento.
Me desperté después, en la salita, al lado del Rana, que cambiaba los canales de la tele. No hay nada para ver.

Me preguntó como andaba y todavía tuvo tiempo de llorar unas lagrimas por El Pata, reventado, y lo acompañé en un rezo por las almas de los que se había cargado, para que no lo siguieran desde la otra vida. Y al Pata yo le eché otro, para que me cuidara la espalda y la de su hermano. Y para que nos cuidáramos el uno al otro. No teníamos nada grave.
Un pibe nos escuchaba desde el fondo. El Rana me lo mentó como Tripero y el guachín se largó con los cantos de la hinchada. Sonreía y tenía medía cara cortajeda. Pero se paró y nos alcanzó unas pastas, estas van de onda para el dolor.
A los del Muerto los mandaron al de Belgrano. Cinco soldados perdió que se llevaron, cinco soldados, nosotros somos siete conmigo. ¿Por que saltaron? Le pregunté porque sabía que nadie le regalaba nada a nadie. El pibe se rió y se dio media vuelta, mientras se iba de la salita murmuró algo y saludó. Cuando vuelvan, pasen para el rancho del Brujo.
El Rana después me contó como venía el asunto. Siempre hubo gresca entre las dos ranchadas, pero como la del Brujo dejaba hacer, nunca pasaba nada. Pero ahora que nos vio que podíamos guerrear bien y que podía sacar la ventaja, aprovechó y atacó. Le salió redonda porque le derivaron medio ejercito y lo dejaron pagando. El brujo igual se quedó en el molde y no jodió más. Dijo que fue por hacerla de cachivache y quedó todo repiola, pero retenso. Si se armaba estaban parejitos.
Ahora el Muerto tenía todas las de perder, se le retobaban los mulos y las putas, los independientes empezaron a buscar la protección del Brujo, que no los rechazaba pero que tampoco les daba mucha cabida para no encender el fuego de la guerra. Pero ya se sabe, todo se venía cebando.
El Tripero era el único del pabellón que aparecía de vez en cuando, como tenía algún problema en los pulmones, salía todos los días para que el doctor lo revisara. Todos los días lo tenían que revisar porque si empezaba a fisurarle la salud, caía redondo. Entonces él pasaba y saludaba y traía las buenas nuevas, como se iba gestando todo. Y siempre alguna pasta de regalo o algo para fumar, siempre algo que ayudara a hacer el aguante en la salita.
Igual no teníamos mucho más que un terrible embole. El doctor, que era estudiante todavía, nos decía que como podíamos estar así, todos picados, nos recomendaba dejar pasar algunas cosas para no estar tan picados. Pero nosotros no ibamos a ir a menos, y mucho menos ahora.
El estudiante se portaba bien, nos hablaba con cuidado sobre las distintas cosas que teníamos que hacer para cuidar la herida y poco más y como curarlas y ver como podía estar bien. Lo decía y no, porque parecía que era algo práctico para ese momento, pero si te ponías a pensar, por ahí lo podías usar para otras veces. Para cuando no tuvieras quien te curara.
El pibe tenía la mejor, menos con el Tripero, al que le desconfiaba. Es que la historia del guachín tiene sus vueltas hasta en las entrañas.

El pibito vino un día en que al Rana lo llevaron a hacer una foto del hombro para ver que onda la herida que tenía, que estaba bien pero acusaba dolor. Igual era pura flojera del Rana porque después no era más que teatro y cagaso. Se había fumado un cacho, le pegó la paranoia y olvidate, entró a sentir más dolor del que existía.
Bueno, el guachín entonces se quedó de compañía y entre unas pitadas y otras me escabulle un secreto, que si le doy un beso en la boca, me deja que me lo monte y yo no podía creer y él me miraba serio, como con ganas. Le dije que no porque desconfiaba y él sacó una pua y me la puso en la garganta. Bueno, pero si levantás la perdiz, fuiste. Y se sentó meio con rabia y me contó que le re cabía que se lo cojan pero el que él quería y que no lo decía en el pabellón por lo que acarrea. Yo soy soldado, me re cabe, pero también me cabe lo otro. Y me acariciaba la pija. Me contó que igual lo usaba para conseguir cosas. El doctor posta le daba masa todos los días, pero no se le paraba bien y terminaba acabando, cuando acababa, en cualquier lado. Así es que se la bancaba por las pastas que le pasaba y otros favores. El doctor estaba a full con él porque se exorcizaba, le decía. Pero él quería que le den masa a full. Me vió discreto y quería aprovechar el momento. A mí de tanto roce se me paró el pito y el guachín se lo clavó adentro de su cuerpo como una estaca y se puso a bailar poseído. Yo no podía más del goce y me vine con todo adentro suyo. Él, mientras tanto, se corría solito encima mío.
Como se vino el guachito, por dios, como se acabó el hijo de puta que hasta yo me preguntaba si no estaría bueno probar un poco de eso. Se bajó y reclamó su beso. Se lo di en medio de su boca y me dijo algo de hasta la próxima. Ahí nomás su cara era la del guachín de siempre, re tripero.Parece que al médico estudiante le dijo algo parecido pero no funcionó. Se hacía el pulenta y el ético y eso lo hizo cagar, a la larga. Porque historias como la del Tripa hay a kilos, pero si te cazan moviéndote a un pibe al que tenés que cuidar y bueno... aunque el pibe quiera vos re fuiste.

(Este es un fragmento de El seno de la ardua capucha, de próxima publicación, próxima en un futuro de algún día, de cuando se pueda)

Raro

Para Nahuel Perez Biscayart

Me gusta la gente rara,
No sé por qué es así.
Yo no soy raro ni nada,
Pero me gusta la gente así,
Rara bien rara.

No lo extremistas del frekismo,
Porno-exhibicionistas en red.
No esos tan modernos,
Mega-freaks que en la rave poseídos
Son todos el mismo.
Y no son raros,
Es la novedad que todavía innova,
Y no son raros,
Están a la moda.

Y a mí me gusta la gente rara
La gente de cara rara
o raro gusto original,
la misma gente rara
que rarea en pantuflas lejanas
que rarea en trajes convencionales
¡que es rara!

Me gusta la gente
Fea
Buena
Debil
Insana
La gente más rara.

Esa gente de lo más rara
Que tiene actitudes raras
Y no esa gente de ahora
Que se hace la loca
Que se hace la rara
Y pura actitud
¡Ah, juventud!
Mucha actitud
Y atrás non hay nada.

La gente rara tiene algo para decir
Y lo que dicen es raro.
Y no son diferentes,
Son raro.

Raro, no rarito
(se aceptan putos con arito)
Raro, no loquito
Raro, bueno, sí,
Raro, bien bien raro.

Raro es extraño.
Amo lo extraño.
Si no lo tengo lo extraño
Y me siento raro, raro, raro, raro, raro, raro, raro, raro...

-----------------------------

(Como Nahuel, tan pero tan raro, tan pero tan hermoso)

17.4.06

Carpe Noctem

I

Un momento fue todo y de todo, imperceptible,
yo te vi (porque estaba aprovechando la noche).

Si yo aspiré a la gloría, a que los labios
Repitieran mis versos con la memoria,
Besar los tuyos me alcanza ahora.
¿Cómo ser eterno en tu presencia
que empaña mi verso si me adoras?

II

Es mi bien cultivar un prado terroso
Solo con las flores que creo hermosas,
Por eso es que en mi breve jardín
Tu presencia es la que más me regala
Perfume, belleza, amor, paz
y un pétalo que al vientre acaricia.

III

Le debo mencionar, muy ciega aurora,
a este nacer de llena luna,
que te desprecio, non escura,
pues por ti no hay amores
Sino penas y labores
Durante todo tu malo día.

Ya cuando todo el motor funciona
Yo te repudio cuando disparas,
suena la marcha de tristes grises,
Sobre los pechos hirvientes dagas.

Yo a ti te prefiero, mi alegre noche,
Porque a mi amante tienta el amar
Y yo, ¡qué decir si vivo tentado!
Vamos silencia, cómplice hermana,
Los ojos que espían mi enamorar.

O en la soledad cuando corre la tinta,
Vana sobre mil papeles de la nada,
Miro-miro en ventanal helado,
tu bruma se augura en algún encanto,
y yo te canto:
aprovechad mi verbo blanco.


Se aprovecha la noche cuando:
Dejo sedar con nicotinas,
Vino bueno, rico Baco,
Y un perfume fuerte y eleva
tu cuerpo desnudo
mecido entre mis manos.

Se aprovecha la noche cuando al canto
Florece el orden y el lento astro
Marca en mi tiempo, junto a tu lado,
la virtud que al destino aspiro:
tu amor y un verso alado.

4.4.06

MI trabajo

Mi trabajo guanaco consiste en enredar el naso en una fuente normal (digamos...arial) y pasar los inútiles datos de inutiles tipos que trabajan en inutiles ministerios. lo que me transforma en un inutil a tiempo completo, haga o no, bien o mal, mi trabajo. Una peste...
Lo bueno de mi trabajo es que puedo postear (¿se dice así, postear? ¿posta?) una infinidad de títulos. mi nuevo hobbie es acosar gente por internet. me meto en su blog, sus fotoblog, sus news old blogs y les envío mensajes de amor desquiciados. es divertido... a fin de cuentas un mensaje de amor es lindo revivirlo, aumenta el ego, aunque sea el mensaje de un loco acosador. En fin, bucólico... ¿y si me dieran bola? no saldría con nadie que saliera conmigo. menos conmigo acompañado de propuestas desquiciadas.
Igualmente yo me quedo en mi trabajo hasta última hora. porque me gusta más estar acá adentro, con ladrillos, papeles, biblioratos y computadores, que vermelas en el pico de las horas con el 93 y todo el batallón de carros, bondis y carroña. demasiado urbano para mi gusto. a las ocho recien aminora. A las ocho y media me escapo de aquí.
Y en ese momento: ¡¡¡¡¡¡¡Sí!!!!!! al fin me escapo, silvando bajito, fumando despacio, con un librito bajo el brazo hasta mi casa a las nueve. feliz, feliz, bue, no tanto. por lo menos hasta mañana. _ _ _ _ _ _ (rellenar)

29.3.06

matar pajaritos

Matar pajaritos. comer pajaritos.

matar chorrines, comer los vivos

victimario medio a lo poema:

Sinónimos que no

Negro = ladrón
Pobre = ladrón
Desempleado = vago
Vago = borracho
Negro joven pobre = pibe chorro
Pibe chorro = malo
Pibe chorro = drogadicto
Todos no, pero la mayoría = por las dudas todos
Pibe = chorro
Negro = alma negra
Paraguayo = basura
Boliviano = basura
Peruano = basura
Paraguayo, boliviano, peruano = ladrón
Villero = ladrón
Cartonero = ciruja
Cartonero = negro ladrón
Ingles = lord
Yanqui = malo pero lord

Puto = maricón
Cobarde = maricón
Travesti = prostituta
SIDA = travesti
Enfermo = maricón
Engendro = travesti

Blanco = alma blanca
Riqueza = buen pasar
Riqueza = honestidad
Riqueza = bondad

Muerte = final
Iglesia = amor
Cura = enviado de Dios
Papa = vocero de Dios
Preso = delincuente
Delincuente = mal viviente

Fútbol = pasión
Bandera = fidelidad
Casa = hogar

Mujer = varón
Justicia = razón
Justicia = bondadJusticia = verdad

17.3.06

El mimo deforme

Circos freak, enanos que se transmutan en inevitables payasos, mujeres con exceso de pigmentación o de bello facial, caballos demasiados astutos, fieras demasiado cobardes, elefantes sin voluntad. Equilibristas con desequilibrios financieros, domadores mal casados, presentadores con problemas de timidez. En fin...
No hacía más que esperar el colectivo. Aguantaba en la parada los ruidos, los picos sin aire de las horas, lo cíclico de las ruedas negras de los colectivos cíclicos y descoloridos. Pero el 93 no aparecía en el horizonte, ni el horizonte remoto, ni en el muy remoto que, de existir, existe después del puente que está antes de los policías que están delante del piquete. De existir porque los ojos no llegan detrás del piquete. Piquete de gente con ojos que refleja los ojos que quieren mirar detrás, a ver si llega un colectivo de la línea 93.
Parque japonés, miran unos ojos oblicuos en un camisa verde fluorescente, miran de reojo con cara de ¡cuidado, ojo!, ¿qué es eso? Nontiendo...y giran mis ojos entumecidos por el escape de un horrible y viejo colectivo con la pancarta de que no alcanza con el boleto y me cansa, nunca alcanza, ni para el boleto, ni para unirse a la causa de bondieros tristes con la camisa transpirada y el ritmo de comparsa que se huele de anoche con los Montoneros de Barranca Macabra y los bailarines de Don Facundo Yaco.
La otra noche, la del corso capitalino, los bailarines estrenaron la marcha del tigre con minifaldas. Unas guachas de piernas carnudas y bombacha estampada rasguñaban el aire, rajuneaban, y los gordos del bombo, con patillas alusivas, caían y se refalaban. Tito, el timbalero estrella, no daba más por una pasta que después mezcló con vino y que en el mameluco sudado parecía estrangulado de aire y de pena. Rodó como rueda un potro embravecido, en una camioneta por las rutas provinciales, y no volvió a pararse hasta que terminó el bramido de aquel tigre empedernido entre las bombachas sudadas y olorosas, puro bombón de gelatina melosa.
En aquel colectivo enfadado del sistema se hundió el lomo de Tito, los compañeros, silbando gritos descosidos, corrieron a cargar contra los Mataderos de Manuelita que bailaban tan al son la refalosa que el grito del tigre se quedó como ahogado. Ahí nomás el carnaval pasó de fiesta a avalancha. Los Mataderos colgaban sus tambores, sus bastones de cartón, sus silbatos de cotillonería, de los cogotes y obscenos muñones de los tigres. Mientras los vivos colaban sus dedos entre las tigresas más aventuradas, que adivinaban la batalla a favor de sus propios deudos.
Todo terminó en un maratón de heridos y quebrados cuando la SS rioplatense peló palo y a la bolsa del vientre y se escaparon gases y algunos pebetes que pedían limones de limosna en la redonda y recibían pepinos flacos y afilados. Los que quedaron escapados de la batalla en Juramento cargaron el bondi en el que ardía Tito, que llegó al hospital y a su casa, con todo ese mambo de transas y malevos cortadores sobre la batata.
Ese bondi que ahora, como otras batatas y mioncas y algunas lanchas rematadas de intermitencias, me largaba el humo largo de tanta angustia sobre los marchitos pliegues de mi cara.
Otro bondi, el 108, cargaba al hombro con un bulto infinito de hombres efímeros que rodaban hacia sus casas amontonadas. Se para en la parada, vomita lento sobre mi cara su vaho inmundo de frenazos brutos. Sube la mina flaca, la mina chata, la mina vieja, a la que la miran como con sarna, con impaciencia por pasar (La caballería se pierde entre los pliegues de unas tetas gastadas). Suben los hombres, robustos, cenicientos, con trajes tajeados de aburridísimas cicatrices de sacapuntas, lapiceras y biblioratos paganos. Al final, queda un mimo que no acaricia con su cara calada de cal y rouge morado de morcilla fresca que me mirá. Que no haga nada, me pienso, que el mimo gesticula una mueca para esquivar la cobarde mirada de sus eternos silencios. Sigo entonces la línea de su mirada que va dirigida al Japonés que en su verde dragón de la china se inclina en la forma coreana de inclinarse y el mimo del espejo en cada cara que mira le imita el saludo y frunce, ¡Oh, milagro imperial del sol!, los ojos sin sus manos. Y el mimo se toma la pata y la lanza contra el colectivo, y sin usarla más que de ancla, trepa las barajas de la escalera, una, dos, tres. Y parece deformado. Perdió el carnaval, pensé, o siguió de gira, el mimo gera que gira. O trabaja en el colectivo, aunque tan lleno está que no se presta al circo que ya posee, entre municipios y ministeriales (el blanco, el rosa) y toda la tropa de las oficinas privadas, la misma mierda pero mejor vigilada, y unos pibes, tan glamorosos, que cargan sus oxfordicas scholasticas sobre el hombro derecho y sus gruesos trabajos vomitivos sobre Santomas, el fantomas de allá (Porque de aquí, aquí donde manda Frente, Gil y el binomio de la embajada anexa a la sociedad rural, ¿santa casualidad?, aquí, en este polvo pestilente, aquí, no).
Como puede se termina de subir y pienso si habrá enmascarado en la triste lechumbre su horrible y deforme pierna maltrecha, como si la gracia de estar impedido fuera en jugar con eso. ¿O estará jugando a que jugará con ello?
El colectivo se aleja y atrás aparece el mío. Yo me pregunto si alguien le habrá donado el asiento. Y si él se habrá reído. Y si habrá seguido el juego, si no estaría no jugando, y que todo se hubiera revelado o no, dependiendo de la bondad más que del momento. O si habrá seguido su juego.
Yo subo a mi colectivo, al 93 que me toca, y entra una mina que es gorda de vino o está embarazada, no sé. Y en una mirada inquisidora del sentado en primera fila que como que se para y que como que no, antes de fingir que está definitivamente más seguro dormido, yo reconozco la desesperada mirada del ponja con la geisha travestida, o reconozco la duda de la mía. A veces, hay certeza en el maquillaje.

nubosidad variable

Buenos Aires, viernes 17

Llueve, llueve, llueve.
Quizás el agua arrastre a lo inmundo.

cuando las tripas de mi ciudad vomitan agua, asqueada de tanta sanidad, tapadas sus arterias de basura, ese manotazo del mar y su dulce invasión es vano y enflaquece.


Vomita mi ciudad, escupe salud, asco y hastío. Sabe mi ciudad, sin embargo, vomitar sobre los cascos redondos de caseríos ya ni industriales. Nunca se inundará el corazón de los poderosos de esa agua. De esa agua que sorben sus vacas y sus granos en su territorio inmenso de campo incalculable y ese apellido que se arrastra hasta el origen de la república y que de allí se vuelve a arrastrar hasta la última de las miserables villas castellanas de donde surgen. De donde recogían el agua de sus pozos, constantemente secos.

Quizás el agua empape la dinamita y hoy no explote nada en un lugar explotado desde ya hace mucho tiempo.


Quizá, quizá, quizás. Agua no de quizás, de quizás es la certeza de esta imposible limpieza. Y Ojalá el agua no ahogue a los pibes del caño esforzado remachado con alambre de honor anti-cartoneo. Y ojalá la vaca, más sagrada que en el Ganges, se inunde con sus estancias de cargosos potentados hipereuropeos. Y ojalá, al fin, una ola nos tape a todos con su vida y Buenos Aires despierte con una libre que corre perseguida por la única voleadora de la última de los pampas, multiplicada por miles, amontonada detrás de la pared enrejada de ese penal manco de penurias de marcos paz.

Hola

  • Bucólico: lugar ameno
  • peste: rodeado de cloacas
  • urbano: de Santa María de los Buenos Aires
  • ave: para esquivar las cloacas