23.11.11

Payú e Sasú

(payu e sasu)

Payú es tapado,
Tapado como una tapia de barro
Que solo toma forma humana por las noches
Para pasearse por bulevares tristes

Sasú no,
Sasú se lo diría hasta el perro
Con tal de que nadie lo dude.
Pero está irremediablemente mal
Y ahora nadie lo conforma.

Y es que Sasú aprendió a querer
De los cuentos de príncipes azules
Y es fácil pensaba,
Las bellas durmientes se transforman
en príncipes de ojos de ensueño,
por despertar,
pueden despertar
igual con un beso
Y el resto es de las perdices felices.

Ahora sabe que eso no pasa.

Siente que ya probó de todo
Pero el resultado
Nunca fue ni el eco de su sueño.
Se conformó, entonces,
con los bulevares tristes
que ahora ni siquiera le alcanzan.

Esos bulevares por donde solo quedan las huellas
que en este mismo instante rehuella Payú
Cuando pisa los pesados adoquines
Con un pie que todavía tiembla.
Payú no lo sabe pero le falta poco
Para ser el próximo rey de los rincones.
Hasta en la calle hay escalafones.

Por ahora Payú va tranquilo,
Se sabe que decir
Por si lo ven mirando:
No te preocupes, no se te nota Payú.

su perfil dice que macho busca macho discreto
Y no es mentira, si desde acá se le ven las alitas
mutiladas.
Se le nota nomás la cara larga,
Sin brillo y adormecida de insistir que así,
Encapuchado,
Va a encontrar la felicidad en algún lado.

Porque se pactán los besos,
Porque se pactán los roles,
Porque se digita hasta la altura
Porque todo parece repetido
Y eso lo pone ni,
Porque a querer no se enseña.
Pero todo el resto sí.
Y así, de prepo y de trampa,
para él ya no es más,
ahora quiere querer.

Payú conoce el roce de los cuerpos, sí,
Pero no conoce los abrazos.

Sasú, en cambio, tuvo cuerpos, abrazos y también sopapos,
Pero ya está asqueado,
Asqueado de los cuerpos sin abrazos,
asqueado de los abrazos
que corren indefectiblemente hacia el sopapo.

así de tristes van por la vida los dos
que yo no les veo ningún futuro.
Pero hoy no,
Hoy se van a encontrar.

Payú venía pateando por la peatonal,
No nos permite decir sus motivos,
Prefiere no dar datos.
En eso
Se topa en la fuente de la peatonal con mucha gente
Y cuando se da cuenta que esa gente es esta marcha
se siente desesperado, en el centro de una trampa.

Empezó a pensar con espanto
Que alguien pudiera conocerlo
Y se acercara a saludarlo
Se aterró del posible
beso de dulce mariquita,
y que lo vieran sonrojarse.
Tenía que escaparse
Antes de que todo se desmoronara.

No podían verlo acá
Cerca de este camión,
Cerca de estos colores,
Tenía que irse.
No, pero hoy no.
Hoy Payú lo vio.
Sasú también
Y además le sonrió.

La primer reacción siempre es traidora
Por lo que Payú se asustó y se escapó.
Pero unos metros nomás.
Será el espíritu de la glorieta que lo detuvo,
Que no quiso, que no pudo, no sé,
La cosa es que dio la vuelta a la manzana para ganar tiempo.
Pero no pudo aclarar sus pensamientos
Todo lo que sabía es que quería volverlo a ver.

Su plan fue sentarse en el café en la esquina,
Ese de las mesitas de mármol,
bien cerquita del camión,
que era, a la vez, espía y protección.

Sacó un libro que traía en la mochila
Para poder disimular por encima de ese libro
La lectura de las caras.

Mientras devora el mundo con la mirada
lo vuelve a ver.
sus ojos por fin
se quedan quietos
Y su boca es, por esta vez,
Más asombro que deseo.

Sasú ya se dio cuenta de que lo mira
Pero es vergonzoso
Y mira cuando no lo miran.
no quiere cruzar las miradas
Pasa que también está ni,
Más ni todavía que el ni del otro.
Y es que él tiene muchos miedos acumulados.
Entre nosotros, francamente son un catalogo de tonterías.
Su miedo mayor
Es que le llegue a gustar lo que mira
Y ahora él no está para esas cosas.
Recurre, entonces, a ese cuento
que ya es el único cuento.
Ese en el que las manzanas se caen
Antes de estar maduras
Dejando un bocado de acidez
Que solo es un retamo de decepciones.

Pero hoy no,
Hoy cuando las miradas
Se encuentran,
Todos esos peros se olvidan
Y en los ojos de los dos
todo se va aflojando.

Payú le sostiene la mirada pero está bordó
Se quiere escapar pero no puede,
Le cuesta respirar de lo rápido que le late,
Está perdido en esos ojitos café.

Y es que Sasú lo está mirando así de perdido también,
Al principio le sostuvo la mirada
de canchero nomás.
Pero lo canchero se lo tuvo meter en esos ojos,
que no le estaban canchereando,
Que simplemente, entre mieles y grises,
lo estaban mirando.

Pero justo empezó esta marcha
y justo le trajeron el café,
y justo le pasaron la bandera
Y bueno,
La mirada se quebró.

Payú reaccionó,
se tomó el café de un sorbo
y apurado y agazapado
agarró con la mochila para el otro lado.
Sin atreverse a levantar la mirada.
Pensaba que estaba bien así,
Que ya se lo cruzaría en algún otro lugar discreto,
En alguna posible noche,
en algún bulevar
incierto.

Sasú, entretanto, lo veía quemarse entre sorbitos
y aunque veía que se iba
no atinaba a acercarse.
es que dubada,
Hasta que se perdió por san Martin lo siguió con la mirada.
Otro día será, pensó,
y trató de mantener el ritmo de la marcha que arrancaba.

Payú, por su parte, siguió caminando hasta colón,
Recién allí se sintió seguro.
Seguro pero tan boludo
que no se aguantó no volver a mirarlo,
juntó coraje
y pegó la vuelta como un trompo,
Persiguiendo a está
marcha
Que ya estaba doblando por Las Heras.

Es gracioso ver como se le tensan las piernas,
Está de nuevo, acobardado,
porque se le complica buscar simulando que no busca nada
y Caminar con la marcha
tratando de evitar que alguien piense que está en la marcha.

Entonces va y viene, dobla en la esquina,
camina unos metros y vuelve a pasar
pero no mira bien para que nadie lo mire,
y, claro, no lo puede encontrar.

Sasú sí lo ve,
Lo sigue viendo, en realidad,
lo tiene grabado en la retina.
sigue enroscado en el enigma de esa mirada
que no reconoce en ningún lado.
No se acuerda de ningún detalle que lo ayude a buscarlo
Siente que lo perdió
Solo sus ojos se niegan a rendirse.

Pero no, hoy no.
Hoy Payú al fin lo encontró.
Ahí estaba
en el centro mismo de esta marcha,
flameando una bandera de colores
Cantando preciosas guarangadas
en el colmo mismo del exhibicionismo.

Pero ni bien lo vio perdió toda la esperanza,
Lo veía como en una vitrina inaccesible
Demasiado expuesto para él.
Los flashes eran francotiradores.

Y justo, justo,
Sasú lo vio
Y le estiró una sonrisa.
Payú parece un gato mojado
Como está de petrificado.
Pero el mundo es un segundo
Un solo segundo desde No estar ni
A pelar una valentía
de esas que te dejan atónito.
Lo miró directamente
Dio Un paso, dio otro
Y se le puso al lado.

Sasú, por supuesto,
se sintió atemorizado.
no lo pudo mirar.
El otro, ante esto,
lo entendió para el lado de los tomates
E imaginó que no lo miraba porque no le interesaba.
Un solo baldazo de agua hace del tigre más robusto un gato
mojado.

Pero no, hoy te juro que sale bien.
Ya están al lado.
De fondo se escucha
Que se nos da la gana
De ser putos, travestis y lesbianas.
Y en un arrebato Sasú le estira la mano.
Payú tiene que cerrar los ojos
Para poder agarrarle la mano.
Y así,
los dedos se van amontonando
hasta quedar entrelazados
Y ya está.

Les tiemblan las manos
No entienden que pasa
Pero ya está.
Ya no se sueltan hasta que termina esta marcha.

y no sé que pasa después,
Capaz que sí, capaz que no,
Capaz que ni.

Valga decir que pasayasú
En querandi
Quiere decir Encontrar
Pero no simplemente encontrar
Sino encontrar aquello que se buscaba.